NUEVA GESTIÓN EN CIUTAT DE VALÈNCIA
Javier Vich es una de las nuevas caras que empezaron a ocupar los despachos del Ciutat de València a partir de 2009 junto al nuevo presidente, Quico Catalán. “El principal objetivo fue salvar la situación gestionando bien el concurso de acreedores en busca de un buen convenio donde el acreedor estuviera satisfecho y el club tuviera viabilidad económica” dice el nuevo Director de Organización y Gestión del club azulgrana. Y así parece que ha sido.
Concurso de acreedores: escapar a la desaparición
En julio de 2008, tras la salida de Pedro Villarroel, el Levante UD SAD iniciaba un proceso concursal que dejaba definitivamente en abril de 2009 al club en manos de los acreedores o sea, de entidades que asumían la deuda del club y de la Fundació 100 Anys, que pasó a ser máxima accionista.
Algo más de 2 años después, el 22 de septiembre de 2010, se ponía fin a este proceso concursal con la aprobación del convenio propuesto por la nueva directiva. Según este acuerdo, el club de Quico Catalán debía pagar a los acreedores ordinarios en 5 años, a cambio de una reducción del 50% en su deuda, que a finales de la temporada pasada rondaba los 60 millones de euros.
En el acuerdo se recogen todas las condiciones de pagos, los plazos y la incidencia que tienen sobre esos pagos la categoría en la que juegue el club.
Gestión deportiva en (y de) primera
Javier Zamora, experto en Marketing e Imagen Deportiva habla de “futbol sostenible” en la gestión del Levante UD, lo que supone concebir el club como una empresa y, por tanto, “trabajar pensando en objetivos que te ayuden a obtener un rendimiento económico, evitando decisiones que puedan hipotecar el futuro de tu club únicamente por obtener éxitos deportivo”. Sin embargo, el Levante no deja de ser un equipo de fútbol y, por tanto, son los resultados a final de temporada los que importan para la afición. Gestión responsable y éxitos deportivos deben ir de la mano para que el club funcione.
“Se ha fichado muy bien, con sensatez, no se ha gastado más de lo que se tenía”, asegura Carlos Ayats. Algo que para él es un “rara avis” en el fútbol español. Los fichajes a precios desorbitados que de tan poco le sirvieron al club valenciano en el pasado han dejado pasado en los últimos años a austeridad en los salarios y habilidosas maniobras de compraventa de jugadores.
Dos claros ejemplos de esta filosofía son la adquisición del delantero ecuatoriano Felipe Caicedo por alrededor de 1 millón de euros en 2010, para venderse al año siguiente por la friolera de 7,5 o la adquisición a coste 0 de Michel Herrero, cedido del Valencia CF.

Grandes fichajes puntuales aparte, el Levante UD sigue siendo un equipo humilde, así lo recalcan tanto sus directivos como sus aficionados, que apuesta en general por una plantilla también humilde.
Esa apuesta por jugadores modestos, sin embargo, ha dado muy buenos resultados bajo la mano de Manolo Salvador, a quien hay que reconocerle un mérito importante. Los éxitos deportivos, además de devolver la ilusión a la afición, tienen una más que notoria repercusión en las arcas de la entidad granota. “Ese inesperado ascenso a Primera fue el trampolín definitivo para enfrentarnos a nueva situación y aprovecharla”, afirma el nuevo director de comunicación, Alberto Gil.
Y ha sido un trampolín para nada despreciable, sólo en derechos de emisión televisiva el Levante se embolsa 20 millones de euros por estar en Primera División, cuando en Segunda la cifra raramente superaba el millón.
Algunas cifras recientes del Levante UD. | Sara Chust